miércoles, 17 de octubre de 2007

MAMÁ... ME CASO






Estábamos M y yo tranquilamente tomando algo en una terracita de López de Hoyos, hablando del trabajo, de fulano y mengano, del tiempo y de cantidad de cosas absurdas hasta que empezamos a hablar de nuestros amigos, que M va a ser madre, que Luis y Carmina se casan en el 2008, que hay que ver los pocos amigos que nos quedan solteros… hasta que de la boca de M salió la inoportuna frase “¿y nosotros?”…

- ¿Nosotros? ¿nosotros que?
- Si Pau, ya sabes… tu y yo… No se, pero creo que ya es hora de dar un paso más… No hablo de casarnos, pero no se… formalizar la relación… conocer a nuestras respectivas familias… ya sabes
- Ya…
- No te veo muy por la labor… ya se que llevamos poco, pero durante este tiempo me he dado cuenta de muchas cosas. No es necesario llevar años para darte cuenta si una persona es la mujer de tu vida… - dijo mientras se sonrojaba…

Parecía un niño pequeño, tímido y vergonzoso. No era capaz de dejar de mover las piernas y su mirada se iba todo el rato hacia el suelo.

Me gustaba escuchar esas cosas, pero no podía evitar sentir pánico… Me parecía pronto.
Y siendo sincera, más que por mi, por mi madre…

A mi madre la adoro. Hemos sido siempre como amigas, uña y carne y sabe que estoy con él, pero ya me dijo en una ocasión “el próximo chico que metas en casa lo metes con fecha de boda…” y claro, me echaba para atrás.

M no me vió muy por la labor y zanjamos el tema.

Al poco tiempo, un sábado por la mañana desayunando en mi casa volvió a salir el tema, pero pronto se interrumpió por unos timbrazos lo sumamente escandalosos como para despertar a todo el vecindario. Solo hay una persona que llama así en mi casa… mi madre.

Pues efectivamente… era ella.

Abrí la puerta y la esperé en el descansillo del portal haciéndola gestos en plan “estoy acompañada”, pero como en el fondo la supera su curiosidad se lió conmigo a empujones disimulados para colarse dentro. Se fue hacia la cocina hablándome a voces y mirando hacia todos lados de manera policiaca…

Como la conozco, como si la hubiese parido yo a ella, “escondí” al yogurín en el cuarto de “la plancha” (lo llamo así por ponerle un nombre, pero una plancha no la ha visto en su vida) hasta que tuviera la situación controlada.
Con lo que no conté es que con mamá jamás se tiene la situación bajo control…

Hablé con ella, le dije “M está aquí. No te voy a decir como tienes que comportarte, vale?”
Saqué (así como suena) a M del cuartucho, hice las presentaciones oportunas y los tres a desayunar.
El circo empieza cuando le dice:
- Bueno Luis, Pau me ha dicho que eres veterinario, no?- dijo con voz de bruja. Y yo haciéndome cruces porque jamás he conocido a un veterinario más allá del ámbito profesional…
- Pues no… Mi nombre es M y soy informático…- dijo mientras me miraba en plan “¿quien coño es Luis?
- Ahyy cielo, perdón, me habré confundido…
- Mamá vale ya, sabes perfectamente que no conocemos a ningún Luis veterinario…

Esta fue la primera puntada de toda una ristra.
Cuando le preguntó la edad hizo un chistecito fácil, esta vez sobre mi. Acabó diciéndole incluso que como “de en serio” iba conmigo… O sea, totalmente vergonzoso.

Al irse nos dijo que porque no comíamos todos en casa al siguiente fin de semana. La verdad que no me importó… una vez roto el hielo con ella lo demás sería coser y cantar.

Pasó la semana, mi madre festejaba la llegada del domingo. Me llamaba 16 veces diarias para saber que comidas le gustaban a M y cuales no. Para ver que se ponía de ropa. Para que yo hablara con mi hermano para que intentara llegar el domingo antes de las 8 de la tarde. Para que comprara yo el vino en la licorería de cerca de casa y para un montón de cosas más.

El jueves me llamó mi tía, la hermana pequeña de mi madre soltera y sin compromiso, cotilla y chismosa y necesitada de cariño… “aiiinnns Pau, que me he enterado que va tu nuevo novio a comer a casa el domingo… porfi porfi porfi me dejas ir???????”

“Ni de coña” dije un millón de veces, pero de nada sirvió porque ya sabía que incluso antes de llamarme a mi ya había sido invitada por su querida hermana.

Llegó el domingo. M iba guapísimo, a parte de que lo es, ese día estaba especialmente guapo.

Llegamos a casa de mis padres y mi madre había congregado a todas las amigas, vecinas y conocidas del barrio para que conociesen a mi M. El pobre rojo como un tomate se lió a dar besos como un descosido… Mi madre le presentó como “el prometido de Pau” y como “mi yerno, si Dios quiere”. No consigo entender esa obsesión de mi madre por verme casada.

A eso de media hora después de llegar, empezaron a levantar el vuelo el nido de cotorras que teníamos en casa, pero se sentían tan cómodas que si no llega a ser por que mi padre dice “ala venga todas para casa, que deben estar vuestros maridos muertecicos de hambre…” no las movemos ni con espátula.
Mi madre se indignó muchísimo con Papá por tratar tan mal a Maruchi y Cía… (como si ella fuera discreta a la hora de decir las cosas…)

Mi tía entra en función… vestido a la altura de donde la espalda pierde su casto nombre. Escote que dejaba al descubierto su cicatriz de la operación de apéndice. Taconazo prestado por Doña Letizia para estar a la altura de las circunstancias. Y con tanta pintura en la cara como para restaurar la Basílica de San Pedro. ¡y ella viéndose tan mona…!

Se hacen las presentaciones… y mi tía no podía quitar el ojo de encima a M… a mi me incomodaba así que a él…
Por si el chico era tonto y no se había dado cuenta que ella le desnudaba con la mirada, empezó la batalla verbal… “cuando te canses de mi sobrina te vienes conmigo” “vaya ojos tienes… mmmm (leer con tono salidorro)”

Pasó la comida. En la sobremesa amenazó mi madre con poner un video mío en plena etapa de desarrollo mujeril y trastorno hormonal. Estaba deseosa de hacerlo… y lo hizo…
Un video de unas vacaciones familiares en RosesPau con gafotas, aparato y con 20 kilos más que ahora… ¡toda una pieza de museo que cualquier madre con amor hacia su hija no enseña a su novio la primera vez que lo ve!!!

Para rematar la velada, aparece mi hermano a las cinco de la tarde (bastante pronto para él), borracho como una cuba y con dos amigos de aspecto quinquillero que jamás habíamos visto.
Mi madre, discreta como siempre, dijo a voces “Uhyyy niña, me voy a guardar las joyas a la caja fuerte que esos dos niñatos tienen pinta de chorizos”

Creo que tras eso duramos medio minuto en casa de mis padres….

Ahora soy yo la que digo bien alto y claro que no aparezco con nadie más en mi casa hasta que no pueda decir:

“MAMÁ, ME CASO”







lunes, 8 de octubre de 2007

UN CUENTO DE PAPEL COUCHÉ



Érase una vez una niña que nació en el seno de una familia acomodada.
De padre español y madre extranjera, pasó su vida preparándose en los mejores colegios para forjarse un futuro prometedor.
Lo que ella no sabía es que el futuro prometedor que la esperaba sería muy diferente al que ella había pensado jamás.

Un buen día paseando por Marbella, capital del lujo, del derroche y del desfalco conoció a un chico, ni guapo, ni listo ni con un don de palabra arrebatador.
Jersey al cuello y zapatos castellanos quedaron grabados en la retina de la observadora Bárbara.
Sus acompañantes quedaron sorprendidas de que su amiga, aspirante a modelo, hubiese puesto el ojo ante semejante aparición.

Quedaron esa misma noche y Jorge Mari, que así se llamaba el chico, fue a recogerla con su descapotable rojo.



Fueron a cenar a uno de esos restaurantes de comida de autor de 200€ el cubierto y tras la cena a tomar una copa a una de esas discotecas solo aptas para V.I.P., en las cuales no puedes pasar en zapatillas (como diría Dani de E.C.D.L.) y donde la copa costaba la friolera de 40€.
Allí rodeada de jeques, famosos y millonarios varios, Bárbara se dio cuenta que se sentía como pez en el agua y que esa era la vida que quería llevar por los siglos de los siglos.

Tras pasar la noche juntos en una suite del hotel Guadalpín, famoso años más tarde por negocios de todo tipo, Bárbara salió con la firme convicción de que si quería ser alguien en el mundo del faranduleo y modelaje necesitaba hacer dos cosas de vida o muerte: achicharrarse el pelo a base de tintes y decolorantes hasta llegar a ser rubia y subirse un par de tallas de pecho.



Ese derroche de lujo y de dinero a raudales asomando por la cartera Gucci a punto de explotar llevaron a Bárbara Rampa a pensar firmemente que Jorge Mari se trataba de una persona importante en el mundo de los negocios, aunque su aspecto atontolinado desbarataba esa idea.

Una tarde en la peluquería, llevando a cabo el punto número uno de su cambio radical, ojeando una revista vió en la portada algo que hizo que se salieran los ojos de las cuencas y el corazón de su cajita torácica.
La exclusiva de 20 hojas a todo color contenía el posado de los “Barones Dickens-Retaudizza en Marbella con su hijo Jorge Mari.”

Su cara palideció y sus manos estuvieron temblando durante horas.
Buscó un quiosco de prensa donde comprar un ejemplar de la revista para enseñárselo a mamá nada más llegar a casa…
¡Ese chico era un buen filón y una oportunidad que no podía dejar escapar!

Pasaron los días y volvió a recibir una llamada de Jorge Mari.
Volvió a quedar con él sin titubear.

Paseaban, salían a fiestas, iban a restaurantes caros… Todo ello costeado por Papá Barón.
Pasaban las 24 horas del día juntos, no había nada que hacer en todo el día ni trabajo que lo impidiese.

Bárbara pensó que ya era hora de formalizar la relación y Jorge Mari, con el mismo poder de decisión que un pez espada, asintió…
Bárbara cenó en el pequeño palacete que la familia tenía en todo el centro de la capital.

Como muestra de agradecimiento, la modeló obsequió a Papá con un bote de fragancia Barón Dandy y para Mamá un precioso kit de complementos para el cabello.

No tardaron mucho los medios de comunicación en hacerse eco de su noviazgo. A la pobre Bárbara la perseguían a todos lados, siempre había un paparazzi a la salida del psicopedagogo, del podólogo, del psicólogo y de todos los “ologos” posibles.

Un año pasando la temporada estival y periodo vacacional de seis meses que tiene todo bicho viviente en Ibiza, no se le ocurre cosa mejor a la aprendiz de modelo que hacer un top-less… para su desgracia, había cientos de cámaras babeantes y sarnosas por retratar semejante estampa.
Fue portada de Interviú, unos hablan de robado, otros de posado y otros de posado robado… La rubita tiene las claves.

Tal era el amor de Jorge Mari por Bárbara que no dudó en poner a su nombre diversas propiedades como inmuebles y obras de arte como una prueba del verdadero amor que sentía por la no tan joven rubia.

Tras pasar por el quirófano, para quitarse aquí y ponerse allá, y por la peluquería para ser rubia, el siguiente paso era el shopping.
Jorge Mari la llevaba por todas las más caras y famosas boutiques de la milla de oro madrileña en busca de los modelos adecuados para su chica; shorts de infarto, minifaldas de vértigo, tops que dejaban a la vista de todos los públicos su envidiable figura… En poco tiempo adoptó la moda de las sex-bomb como una segunda piel para cautivar, más aún si podía, a su hombrecillo.

Mientras tanto, en uno de los palacetes de la familia Dickens, custodiaban sus bienes los Barones con puños y dientes, y discutían sobre intrascendentales temas (en manos de quien va a caer nuestra multimillonaria fortuna? Que haremos con los Monet y los Manet? Y los temas normales de toda familia…)

Bárbara y Jorge Mari anuncian la inminente llegada de un bebé.

Baronesa Dickens aconseja a la joven pareja que tengan al niño como pareja de hecho, que pasar por el altar ya no se lleva, y que con el buen tipito que tiene ella un traje de novia no lo va a lucir igual estando embarazada, pero Bárbara que es católica, apostólica y romana y de buena familia dice que no, que ella se casa como Dios manda, antes de tener el hijo y por el régimen de gananciales a poder ser, tal y como manda la madre iglesia…

Tal noticia no es capaz de soportarla el corazón del centenario Barón, que murió frente a un cuadro de Sorolla y con una copa de Carlos III en la mano.

Campanas de boda se anuncian a bombo y platillo, la pareja radiante y feliz prepara los pormenores de la boda.
Mientras la Baronesa viuda de Dickens llora, llora mares de lágrimas, no por su recién estrenado estado, si no por la inminente celebración.
La Baronesa, que más sabe por vieja que por diabla, conoce cuales son los intereses de la rubia, ya que años atrás fue ella misma la que pasaba por tal trance.

Ya tiene la pareja todo preparado. El enlace Bárbara Rampa- Jorge Mari Dickens Retaudizza iba a celebrarse, solo cabe esperar y rezar que la Baronesa no se espose ni encadene a las puertas del enlace con su ya famoso grito de guerra: “NO A LA BODA”


P.D. Cualquier parecido con la realidad es fruto de su imaginación, o en su defecto de la casualidad.


martes, 2 de octubre de 2007

ELEMENTAL QUERIDA WATSON...




Todos, todos y absolutamente todos somos celosos por naturaleza, al menos tenemos un puntillo celoso, o no?
Si tu chico mira a otra chica o le ves amistosamente hablando con otra hembra que no sean tu madre o hermana, ¿no os hierve la sangre pensando “quién coño será esa pelleja”?, eso siempre y cuando el chico te importe un mínimo, porque si ya no queda nada de nada en la pareja hasta rezas para que “la pelleja esa” se le quede en prenda…

Ese puntillo celoso está bien… A mi me gusta que sean un poco celosos conmigo (ojo, no posesivos ni dominantes…), pero mantener esa chispilla avivada no está mal.

Pero como en la viña del señor tiene que haber de todo, pues hay celosos e histéricocelosos…

El domingo a eso de las 19:30 de la tarde estaba tan ricamente pegada al sillón de mi casa, viendo la película más pastelosa que quedaba en el videoclub y emocionándome al ver como cada vez se ponía el cielo más oscuro amenazando tormenta, cuando suena el móvil…

- “Pau, estás en casa??? No te muevas de allí que voy para allá…
- ahh, va..le (le conseguí decir a la línea mientras se cortaba…)

A los dos minutos aparece María en mi casa con un chándal horroroso, el pelo recogido en una coleta y un sofocón de miedo.

- “ahyyyy Pau que me la está pegando… el mu hijoputa me la está pegando… así, en mi estado… el caso es que es normal, lo pienso y cualquiera lo haría… como va a seguir conmigo con este tipo que tengo… estas bragazas de Bridget Jones que llevo no conseguirían poner ni al Sr. Román (el portero soltero de 60 años que teníamos en el portal de nuestros padres)… Si me miro y me dan ganas de escupirme… Gorda, gorda, gorda más que gorda y asquerosa!!!!!!!!

Cuando acabó con el monólogo acerca de su recién inaugurada silueta como consecuencia de un embarazo de siete meses, conseguí pedirla que me explicara que estaba sucediendo.

- “Pau, es David que me la está pegando con otra…”
- “ a ver, como te la va a estar pegando con otra? Es imposible, si bebe los vientos por ti… “
- “los bebía Pau, los bebía… ya no hija mía… no sabes lo que es levantarte todas las mañanas y ver la deformidad esta que me persigue a todos los lados… que en la bañera no me veo los pies y cuando meo… no me veo… ya sabes…Abrir el armario y ver que mi preciosa ropa de la 36 no conseguiría metérmela ni en un brazo. Verme las tetas como dos zarrios, como dos cántaros de leche. Pensar que mi única ilusión al llegar a casa es meterme entre pecho y espalda un bocadillo de nocilla. Verme las manchas que me han salido en la cara….”
- “¡¡¡paraaaaaa el carro!!! María, reina, que estás embarazada. Reconozcamos que no estás en tu mejor momento físicamente, pero chica es lo que tiene, no haberte preñado…”
- “ya, pero hoy mismo he visto a Nieves Álvarez en la tele y estaba preciosa… Y encima trae dos!!!!”
- “niña no te fíes de las de tele, que están todas retocadas…”
- “Bueno Pau, a lo que vamos, que no me vas a convencer… David tiene otra. Te leo el mensaje que le he pillado…”
“ Todo reservado. Confía en mí, que he escogido
la más bonita. Reserva del 19-21 de octubre.
Llámame cuando puedas y te cuento más detalles”

Ufff, no podía disimular mi cara de asombro… No daba crédito… el perfecto David se la estaba pegando a mi gran amiga… Era un cerdo, un baboso y un cabrón… Pobre María, encima preñada…

- “¿María, tienes el número del móvil desde el que han mandado el mensaje?”
- “Si… toma llama desde tu teléfono, no sea que esté con él y vea mi número…”
- “Anda, no seas histérica…” (intenté calmarla a sabiendas que la estaba engañando…)

Llamé, pero el teléfono estaba apagado.
Se me encendió la bombilla, no pensaba estarme quieta sin quemar todos los cartuchos…
Llamé a Gabriel (mi jefe) para que me diera el teléfono de Roberto, un directivo de Movistar. El jodido Lucifer (Gabriel) empezó a echar pestes por su boca cuando le dije que no podía decirle para que necesitaba su teléfono…

Llamé a Roberto, un muchacho majísimo, para que me hiciera el favor de ver si ese teléfono era Movistar y en ese caso averiguarme todo lo que pudiera sobre esa línea. Me empezó a comer el tarro con todo el tema de la protección de datos y blablabla… Y yo en mis trece… Así que al final me tocó prometerle una cena o una comidita rápida… (ejem ejem, en el buen sentido de la palabra…)

¡Y voilá! Hizo sus pertinentes llamadas y a los diez minutos me llamó…

- “Pau, es un teléfono que está a nombre de Inés A.C. C/ María de Molina nºX.”
- “muchas gracias Rober (como si fuésemos íntimos)”
- “bueno, pues me debes una cenita…”
- pipí-pipí-pipí (más vale colgar a tiempo que rondar un año)

A María le salía humo por las narices como a los búfalos (también lo de búfalo por el tamaño y por los posibles cuernos) y a mi también, para que negarlo… Quería coger a ese cerdo y cortarle las pelotas para hacerme un collar de cuentas… Encima que me la deja hecha un adefesio va y le pone la cornamenta…

David estaba en el fútbol, supuestamente…
Volvimos a llamar al teléfono y seguía apagado.

Ni cortas ni perezosas nos presentaríamos en casa de esa tipeja… Estaba todo pensado…

“Esperamos en la puerta, dentro del coche como en las películas, cuando salga David del portal le pateas la cara (si la tripa se lo permitía), le pides la separación (o lo que se pida cuando no se está casado). Subimos a casa de la zorra de Inés y le enseñamos lo que David lleva “de serie” (baby on board). Tú te quedas con la casa y además David te pasará una pensión mensual de 300.000 de las antiguas…."

En un ataque de euforia va y me suelta: “eso eso, y a mi niña la sacamos entre tú y yo adelante… ¡que no nos hace falta nadie más!!!”

Para el carro otra vez, no vayamos a pasarnos de la ralla… Que yo a la pequeña hasta te la bautizo si quieres, pero eso de ir en plan pareja lésbica no me va mucho…”

Me pongo al gabardina, no porque hiciese frío, sino porque la situación lo requería para darle más ambiente londinense, cogemos el coche y allá nos dirigimos cuales Sherlock Holmes y Watson.
Llegamos a la puerta donde un yacía un luminoso que indicaba “VIAJES MARSANS

- “Uhyhyhy Pau, que la hemos vuelto a cagar… que lo mismo es una sorpresa de un viaje o algo… que el día 20 en nuestro aniversario…”
- “Elemental, querida Watson…”- dije dando la última calada a mi cigarrillo…