lunes, 19 de noviembre de 2007

EL ÚLTIMO TREN

Jorge se levantó como cada mañana a trabajar, pero el día de hoy iba a ser especial. Era su último día en el departamento de Relaciones Internacionales de una gran empresa antes de ser ascendido y enviado a trabajar a Londres.

Estaba ilusionado, pero a la vez nervioso y atemorizado por el imprevisible futuro que se le avecinaba.
Sabía que sería un día que no olvidaría jamás, sus compañeros de trabajo le iban a preparar una despedida por todo lo alto tal como se merecía, habría regalos, risas y lágrimas… Lágrimas sobre todo por parte de Rosa, su novia desde hacía algún tiempo. Ella había pedido el traslado a Londres pero hasta que le fuera concedido tendrían que estar separados algún tiempo.

A las 6:30 en punto sonó el despertador como cada día, se levantó con menos pereza que de costumbre, se fue al baño y tomo su ducha diaria. Rebuscó en el armario para ponerse algo elegante pero sin descuidar que a esas horas en el mes de marzo hace mucho frío en la calle.
Se preparó su café caliente, con un chorrito de leche y dos sacarinas. A Jorge siempre le ha gustado cuidarse.
Antes de salir de casa se dirigió a la habitación de sus padres a despedirse de su madre con un cariñoso beso como hacía cada día.

Jorge abrígate y ten cuidado cariño. No vuelvas tarde.”- le dijo su madre.


De camino a la estación de trenes se paró en su tienda de todos los días a comprar el periódico y una botella de agua.

Llegó a la estación donde cada mañana coincidía con Lidia, la sobrina de 19 años de un amigo suyo que iba a la Facultad. Siempre iban juntos hasta Madrid, luego allí cada uno cogía su camino…
Se extrañó mucho no verla, pero no le dio más importancia. Supuso que se habría dormido o estaría mala.

Se montó en el tren y abrió su periódico.

A las 7:38 en punto de la mañana un sonido ensordecedor y un calor asfixiante le hicieron despertar de su letargo. Todo el mundo se miraba, iban de un lado a otro, había gritos, llantos, voces… El tiempo se hacía largísimo, los segundos eran minutos.
Jorge podía notar sus latidos como si se le fuese a salir el corazón del pecho, sentía angustia y opresión.
Nadie sabía nada, nadie hablaba con nadie, todo el mundo tenía la mirada perdida.
Por fin se abrió el tren.

“Una cortina de humo cubría por completo lo que nuestra vista llegaba a divisar. En ese momento intenté levantarme de mi asiento, en el que había permanecido inmóvil durante todo este tiempo, que si bien fueron segundos a mi me parecieron horas… Al incorporarme me di cuenta que algo me fallaba, no era capaz de ponerme en pie con firmeza.
Me miré y me toqué y vi mi pierna totalmente destrozada. Todavía no daba crédito a lo que estaba ocurriendo. Algunos hablaban de atentado, otros de accidente…
El silencio se apoderó de mí y vi ocurrir los hechos a cámara lenta. Me arrinconé como pude esperando que alguien se percatara de mí y me echara una mano para salir de ese infierno.
La gente pasaba delante de mí, sin que nadie reparara en mi persona. Las imágenes eran sacadas de la película más horrorosa que jamás he visto, cuerpos abrasados, caras demacradas, heridas y sangre pasaban delante de mí.
Pensaba que estaba soñando, que era una pesadilla, la peor que se puede tener…

Fui recuperando la temporalidad de la situación. Tan sólo tenía heridas en una pierna, tenía que ayudar a los que estaban peor que yo que eran cientos. Atravesé el pasillo hasta el siguiente vagón, la situación fuera era horrorosa, cientos de almas agolpadas gritando y pidiendo ayuda.
No me esperaba para nada ver lo que vi.
Vi la muerte, cuerpos tirados en el suelo, amasijos de hierros, llamas, humo… parecía una guerra. Era una guerra.
Pero lo peor me quedaba por ver…

Comencé a escuchar unos leves llantos dentro de ese silencio, provenían de un carro de bebé al fondo del vagón. Arrastrándome como pude me acerqué a el… levanté la capota, quité el arrullo y vi un bebé. No dudé en cogerlo y arroparlo contra mi pecho.
Nos metimos entre dos asientos a esperar. Esos llantos no tardaron en callar para siempre.
Empecé a escuchar las sirenas, por fin venía la ayuda. Pero contradictoriamente cada vez las escuchaba más lejanas…

Desperté el 14 de marzo de 2.004 en un hospital de la capital. Por fin había despertado de la pesadilla, pero en cuanto empecé a recobrar la conciencia me di cuenta que no fue una pesadilla ni un mal sueño. Había sido real, esos hechos ocurrieron de verdad.

Hoy día intento sobrellevar mi vida con una prótesis en una pierna, luchando por que mi cuerpo no la rechace y acudiendo semanalmente a terapias y charlas con psicólogos que intentan hacerme ver que la vida sigue igual, que hay que cerrar puertas, dejar de pensar en el pasado… ¡que fácil es decirlo! ¡Que fácil es hablar sin haber vivido y visto lo que yo vi!

Me siento afortunado por poder sentarme hoy a contarlo, pero no me consideraba merecedor de ver ni pasar por aquello, ni yo, ni las miles de víctimas que se cobró aquel fatídico 11 de marzo.”


Jorge lucha cada día por olvidar la tragedia, pero su vida ha dado un giro de 360º. Una persona con un prometedor futuro por delante se ha convertido en alguien sin ilusión ni siquiera por seguir viviendo.

Llevábamos tiempo para contar esta historia. Jorge es de las poquitas personas que conocen la existencia de mi blog, se lo propuse varias veces y siempre me ha dicho “VALE. Pero más adelante”

Con este post espero no abrir heridas cerradas ni imágenes olvidadas. Solo veía positivo compartir esta historia con todos vosotros y para Jorge sin duda ha sido un pasito adelante.

Un besazo campeón, sabes que te quiero mucho y te voy a dar la mano para ayudarte a salir de esto, en la medida de mis posibilidades.
Desde aquí un abrazo y mucho ánimo a todas las personas en situaciones iguales o parecidas.

Mil besos.
Pau!

9 comentarios:

Betty Boop dijo...

Solo decir que un Beso enorme para Jorge, es un tio valiente y va salir adelante.
Nuca debemos olvidar que lo realmente importante de aquel día no es ni la controvertida sentencia, ni la mochila d vallecas, ni nada de eso, son las victimas, todas las personas que sufrieron aquel infierno, por eso mi corazon siempre esta con ellos.

Cruela DeVal dijo...

Es sin duda un gran esfuerzo vivir cada día con las secuelas y tener la sensación que la tragedia se está convirtiendo en un concurso de a ver quién miente más y mejor, o quién tiene la culpa...
Fue un día duro como si Madrid de repente era el Líbano o Irak o alguna ciudad sitiada... tantas sirenas y helicópteros. Desgraciadamente nos no tocó vivir un poco del infierno que otros viven a diario... Adelante Jorge tu saldrás de esa
Besos

BACCI dijo...

Decididamente nunca entenderé a quienes intentan imponer sus ideas o fanatismos por la fuerza y la violencia. Nunca se recuperará todo lo q ese día se perdió o truncó pero para los que tuvieron oportunidad de salir de esa empezó una nueva vida, diferente pero vida al fin y al cabo. Animo y a luchar por lo que queda por delante.

aunqueyonoescriba dijo...

ánimo Jorge, aunque sea dificil hay que seguir adelante, no se que más decirte, porque es verdad, resulta demasiado fácil hablar desde fuera

Carnmars dijo...

Desgraciadamente ese día cambio algo para todos...Pero sobre todo para las victimas, Jorge a pesar de todo puede contarlo, tuvo mucha suerte y saldrá a delante!!!

Un beso enorme para él, pq aunque no pueda borrar lo sucedido, con el tiempo la herida no dolerá tanto.

Besicos.

Ellyllon dijo...

Olvidar no es fácil y además no es aconsejable.

El pueblo que olvida está condenado a repetir su historia. (la frase no es mía).

Un abrazo de ánimo para Jorge, para que aprenda a vivir con la mutilación de su pierna y de su alma, lo antes posible.

El nunca volverá a vivir ni a ver la vida como los que no hemos pasado algo así.
Aunque aquel fatídico día todos fuimos madrileños.

Un beso para tí Pau y para Jorge, desde el país que no existe.
Elly

DINA dijo...

Vaya Pau, que historia, como tantas otras de muchas personas que ese día cambiaron sus vidas sin querer. Jorge es afortunado por poder contarlo, aunque es una gran injustica, coño, una gran putada que su futuro se truncara así.
Es fácil decir lo siento y ánimos desde mi sofá, sin problemas, con mis piernas, con mis manos, con mis ánimos y con la seguridad de que hoy es un día más feliz que sumar a mi vida. Mientras hay muchas personas luchando por vivir, que al escuchar esos ánimos se sonrien con pena, intentando encontrar algo más a lo que agarrarse.

No es tan fácil reconocer tu historia, ni que la publiquen, tú si has hecho algo Pau, quizá pequeño, pero las cosas grandes siempre son cúmulos de pequeñas cosas...

Gracias y a luchar

Anónimo dijo...

Dí a luz el 20 de Febrero del 2004. Siempre digo que no pasé depresión post parto, porque en esos días (los posteriores al 11 de marzo), creo que lloré por todas y cada una de las víctimas, mortales y el resto. Aunque os parezca duro, en el libro del bebé de mi hija, le inserté los titulares de ese día, porque no se nos debe olvidar los sentimientos que generaron esta salvajada.
También creo que es muy fácil desde nuestra posición de no afectados, dar ánimos y consuelo.
Sigue luchando Jorge, el tiempo cura todas las heridas y sobre todo el hecho de que cada uno de vosotros estáis en nuestros corazones, por lo menos en el mío.
Fuerza.

Pau Gaultier dijo...

Hola!
Le he contado a Jorge vuestros mensajes de ánimo y quiere que os de las gracias de su parte... Él no ha sido capaz de leer el post...

Así que a todas muchas gracias de verdad... que esto no se nos olvide facilmente, que hay que luchar por la paz, por el fin de la violencia y sobre todo no olvidar a la cantidad de víctimas que se cobra el terrorismo por el mero hecho de estar en el sitio equivocado a la hora equivocada.

Un beso a todas mis chicas!!
Muak!